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- Deja que la persona atendida haga cosas, aunque sean pocas y las haga con dificultad, lentamente o se equivoque. De lo contrario, cada vez esa persona realizará menos actividades, tendrá menos práctica y será más dependiente.
- No le recrimines ni riñas si hace cosas mal y si toma iniciativas por su cuenta.
- Recompensa con elogios cualquier actividad realizada de forma autónoma.
- Antes de iniciar la actividad explícale lo que ha de hacer y cómo lo hará.
- Mantener el entorno como y tranquilo.