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Ejercicio físico regular: Fomentar actividades físicas adaptadas a sus capacidades (como caminatas, yoga, tai chi o ejercicios de fortalecimiento) que mejoren la movilidad, el equilibrio y la fuerza muscular. El ejercicio no solo contribuye a la salud física, sino también a la autoestima y confianza en sí mismos.
Estimulación cognitiva: Proponer actividades que estimulen la mente, como juegos de memoria, resolución de problemas, lectura, manualidades, o aprender algo nuevo (como un idioma o habilidad), lo cual ayuda a mantener la función cognitiva y promueve la toma de decisiones autónomas.
Fomentar la participación social: Promover que los adultos mayores participen en actividades sociales, ya sea en grupos comunitarios, clubes o reuniones familiares. Esto fortalece su sentido de pertenencia y les permite seguir siendo activos en su entorno social.
Educación sobre tecnología: Brindar capacitaciones para el uso de dispositivos tecnológicos (como teléfonos inteligentes, computadoras y aplicaciones) que les permitan mantenerse conectados con su familia, acceder a información y servicios, o realizar tareas cotidianas de manera más independiente.
Ajuste del entorno físico: Realizar modificaciones en su hogar que favorezcan la seguridad y la independencia, como la instalación de pasamanos, rampas, y iluminación adecuada, así como el uso de utensilios adaptados para facilitar las tareas domésticas (por ejemplo, utensilios de cocina ergonómicos).