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Entrenamiento en habilidades cotidianas: Enseñar y practicar tareas como cocinar, limpiar y administrar el dinero para fomentar la independencia en la vida diaria.
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Ejercicio físico adaptado: Organizar ejercicios que mejoren la movilidad y el equilibrio, reduciendo el riesgo de caídas y promoviendo la autonomía en la movilidad.
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Actividades cognitivas: Estimular la mente con juegos, rompecabezas y lectura para mantener la agudeza mental y la capacidad de toma de decisiones.
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Participación social: Incentivar la asistencia a grupos sociales y actividades recreativas para mantener conexiones sociales y fomentar la independencia emocional.
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Uso de tecnología: Introducir dispositivos adaptados, como teléfonos con aplicaciones de recordatorios o dispositivos de asistencia, para facilitar la comunicación y la seguridad en la vida diaria.
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